Los instrumentos del calígrafo. El Miqatta.


Se llama miqatta a un pedazo de marfil o de hueso, plano y oblongo, sobre el que se coloca el cálamo ya tallado para cortar su punta transversalmente, ya sea en cuadrado ya sea al biés.

Los instrumentos del calígrafo. El tintero.

El tintero de porcelana o loza, es un simple cubilete, con o sin tapa del mismo material, cilíndrico o esférico, se le denomina huqqa. Cuando se acompaña de una pequeña cafetera que contiene agua para deshacer la tinta y de un tarrito que tamiza la arena azul a través de un colador, colocado en una bandeja, se denomina al conjunto taqym, en turco.
Los huqqa están contenidos a veces en una caja con tapadera adornada con miniaturas en el interior.
El tintero portátil es de metal o de cartón; se lleva colgado del cinturón, De cobre, es de fabricación árabe; de cartón barnizado, adornado con poesías , o con figuras, es de origen persa y se llama qalémdan.

Los instrumentos del calígrafo. La tinta.

La tinta mas usada en oriente es de dos clases: Una, llamada madad, se hace con el hollín del humo disuelto en miel, goma y otros ingredientes, la otra, llamada hibr, es a base de agalla y se parece, por consiguiente, a la tinta de Europa.
Las investigaciones químicas de J. Wiesner sobre la tinta de los papeles encontrados en el Fayyum, en Egipto, y que forman parte de la colección del archiduque Rénier, han probado que no hubo en oriente otra tinta mas que las dos mencionadas arriba.
Ali Efendi preconiza el empleo de la tinta a base de agalla. “La tinta, dice, no debe ser de la de hollín, sino la que se llama hibr, muy negra y brillante, para que el tiempo no la estropee; si su color y su brillo desaparecen, permanece sin embargo inmutable, como un monumento siempre presente ante los ojos de los sabios; y para que, también cuando se trate de encolar estas hojas u otras hojas, o bien si se ha derramado agua sobre ellas y estan húmedas, la escritura no se deteriore ni se borre y, por un simple contacto o frotación, el dibujo no desaparezca”.
En efecto, la tinta que se utiliza corrientemente en las administraciones de Oriente se borra con mucha facilidad, ya sea al contacto con la lengua, ya sea por el empleo de una esponjita embebida en agua, que forma parte de los útiles indispensables del escribiente.

El restaurador de Coranes


MÓNICA G.PRIETO desde Beirut
10 de diciembre de 2009.- Durante siglos, en el mundo árabe se empleó un aforismo para describir la pasión por la cultura de la civilización musulmana. 'En Egipto se escribe, en el Líbano se publica y en Irak se lee'. Hoy, la sentencia provoca nostalgia. En Egipto no se puede publicar todo lo que se desea, el Líbano no imprime como cabría esperar considerando que acoge a las principales editoriales de la región, y en Irak la simple aventura de ir a comprar un libro puede costar la vida.
Todo eso, junto a los nuevos medios audiovisuales e Internet, está minando el nivel intelectual de Oriente Próximo, la zona del mundo, junto con África, con menos afición por la lectura pese que su tasa de alfabetización sigue creciendo. De ahí que resulte excepcional encontrar un templo de la lectura como el que guarda un patio interior del barrio de Tabaris, en Beirut. Se trata de Bibliopolis, almacén de 7.000 libros antiguos y cientos de manuscritos, grabados y otras joyas que atrae a bibliófilos de toda la región, ya sea para adquirir un volumen o para sumarse a las tertulias que convoca su dueño, Antoine abi Heila, entre presas de imprenta, cartas manuscritas por Luis XVI o Charles DeGaulle, obras de la literatura clásica originales o bellísimos ejemplares del Corán.
No es un lugar frecuentado de forma masiva por el público. Bibliopolis no tiene un horario de apertura, sino que hay que contactar con su dueño para atravesar su umbral y dejarse rodear por ejemplares encuadernados en piel curtida hace décadas o siglos. Y no son muchos los que dan ese paso. "Este no es un negocio común, sino un mercado puntual. Cinco clientes importantes en un año nos pueden dejar muy contentos", incide Abi Heila, si bien aclara que muchos de sus visitantes están interesados en libros de apenas 50 euros.
Para Abi Heila, islamólogo y experto en Codicología, Bibliopolis es, más que un negocio, una pasión con la que alimentar su curiosidad y ganarse la vida, si bien admite que no es el mejor momento para dedicarse a los libros. "La civilización musulmana ha entrado en un estado comatoso que coincide con la crisis moral de las sociedades modernas", estima. "Ya no se escribe, se lee cada vez menos. Oriente Próximo se ha convertido el lugar donde, estadísticamente, menos se imprime y menos se lee. Ya no hay atracción por el libro, y al mismo tiempo estamos asfixiando nuestra riquísima lengua a base de no hacerla evolucionar. No inventamos palabras sino que incorporamos barbarismos, y conservamos la gramática con la misma complejidad de hace mil años".

Cartel de la entrada. Foto: M.GPrieto.
Este experto en el Islam aficionó a la lectura y a los libros raros con 19 años. "En mis tiempos universitarios, en París, descubrí que era más barato tener una edición antigua de cualquier libro que una edición moderna, y pensé: ¿qué otra cosa antigua podría comprar por tan poco dinero y en semejante estado de conservación?". Comenzó a invertir todos sus fondos en buscar libros antiguos que terminarían llenando cada metro cuadrado de su vivienda. Con 45 años se retiró de su trabajo representaba una empresa de piezas de recambio de automóviles- para dedicarse a su pasión, los libros raros y antiguos, los manuscritos y en especial los textos religiosos, una gran cuota de su mercado.
Fe y afición
"En Oriente Próximo se mezclan fe y afición por los textos religiosos. A los cristianos orientales les gusta recalcar su fe y de ahí que adquieran ejemplares antiguos de la Biblia como exclusivos regalos". Algo parecido ocurre con los ejemplares del Corán, los más solicitados en Bibliopolis y una verdadera pasión para él. "Mi pieza más antigua es una hoja de un Corán de hace 1000 años", se enorgullece.
Entre sus propios contactos encargados de buscar rarezas- y las subastas en las que participa, Antoine abi Heila aumenta unos fondos que incluyen libros publicados entre los siglos XVI y XX, manuscritos datados en los siglos XI y posteriores, documentos históricos, excepcionales y antiguas obras de caligrafía "considérelo la pintura islámica, dado que las figuras estuvieron prohibidas por el Islam durante siglos" y trabajos artísticos en tela o metal, como astrolabios o delicados estuches para plumas.
Su trabajo no consiste sólo en almacenarlos y venderlos, sino en restaurarlos antes de ponerlos a la venta, una labor que recae principalmente en su mujer, restauradora profesional. "Empleamos métodos tradicionales para restaurar los textos, principalmente ejemplares del Corán que llegan en mal estado". Al fin y al cabo, los coranes antiguos son los más buscados por los potentados del Golfo y también por los coleccionistas de todo el mundo. "Hay muchísima diversidad en la expresión artística del Islam dado que se expandió por un área enorme. Todas esas culturas tienen su propia caligrafía e iluminación", expone.
El restaurador junto a su colección. Foto: M.GPrieto
Premio a la excelencia
La revista del lujo internacional Bespoke ha seleccionado su establecimiento como candidato a sus premios a la excelencia de este año, un reconocimiento a este anticuario, considerado uno de los mejor formados de la región. La crisis intelectual que atraviesa Oriente Próximo no desanima a Abi Heila, que ha abierto una tienda hermana en Dubai, Folio Antiques, y sigue volando a París y Londres, además de a los países del Golfo, en busca de joyas por las que pujar. El bibliófilo recuerda cómo, hace dos décadas, todo era diferente. Los libros apasionaban a los árabes. En Irak cada casa albergaba una biblioteca que terminaría siendo malvendida durante los años del embargo internacional para poder alimentar a sus dueños. O cómo en el Líbano la guerra civil arrasó "el gran patrimonio bibliográfico que tenía este país. Cuando la vida está en peligro, los libros no son ninguna prioridad".
Pese al sustancial cambio experimentado, las nuevas tendencias de ricos se alían con su negocio. "Entre mis clientes hay ilustres analfabetos interesados en tener libros falsos, encuadernaciones bonitas sin páginas dentro para decorar sus estanterías", revela. "La cultura está de moda, y eso me beneficia". Las ganancias materiales, sin embargo, no alivian la tragedia cultural. "Los libros no son sólo una expresión del genio humano, conservan el saber y lo transmiten de generación a generación. Hace décadas no había radio ni TV, ordenadores ni CD, y el conocimiento se transmitía exclusivamente con los libros. No sé cuánto perdura un CD, pero sé que los libros duran casi para siempre".
Fuente:el mundo

Al Jat al kufi. Escritura cúfica, libro en árabe. Parte 4/4

Doc 4/4

Al Jat al kufi. Escritura cúfica, libro en árabe. Parte 3/4

Doc 3/4

Al Jat al kufi. Escritura cúfica, libro en árabe. Parte 2/4

Doc 2/4

Al Jat al kufi. Escritura cúfica, libro en árabe. Parte 1/4

Doc 1/4

Los instrumentos del calígrafo. El cálamo.


EL CÁLAMO
El qalam (calamus) es una caña que se utiliza a modo de pluma; debe ser muy duro y firme para no gastarse demasiado deprisa. La mejor clase es el qalam de Wasit que procede de las marismas de Babilonia. Se le hace enriar como el cáñamo, y se le deja en el agua hasta que su corteza haya adquirido un bello color marrón oscuro. Sus fibras deben estar bien rectas para que la hendidura también sea recta.
La punta de la izquierda se llama insi (humano) y la de la derecha wahshi (salvaje); es mejor si la primera es un poco mas tierna que la segunda. Se ha establecido como regla que en los tipos de escritura, llamados naskh, thuluth, y ruq´a, el lado wahshi debe ser el doble de ancho que el lado insi; en el diwani es lo contrario; el segundo tiene el doble de anchura que el primero. El nasta´liq se escribe con ambas puntas cortadas igual en ambos lados de la hendidura.
Ver como se fabrica un cálamo:

Los instrumentos del calígrafo. El papel.

Manuscrito médico musulmán copia del Nafīs ibn ‘Iwāḍ al-Kirmānī

ORIGEN DEL PAPÈL
La fabricación del papel con trapos de tela de lino o de cáñamo, industria originaria de China, fue introducida entre los musulmanes por unos prisioneros de guerra chinos que fueron conducidos a Samarcanda en el año 751 de nuestra era, después de la batalla de Atlakh, cerca de Talas, en el Asia Central.
Esta industria establecida así en Samarcanda, se mantuvo allí durante mucho tiempo, existían diversos tipos de papel, que se fabricaban en Samarcanda y se distribuían luego por todo el Oriente. En el S. X se estiló un papel llamado al firauni, o papel del Faraón, llamado así porque estaba destinado a hacer la competencia al papiro de Egipto, única materia entonces, aparte del pergamino, empleada para escribir.
Desde Samarcanda la fabricación del papel se extendió rápidamente a otros estados musulmanes, siendo una de las fabricas mas famosas la de Bagdad, también fue importante la fábrica de Damasco.
COLORES DEL PAPEL
Aparte del papel blanco se usaba el color violeta con letras en tinta de oro, como la carta escrita por Constantino VII al califa Abdel Rahman de España.
El color azul se usaba para el luto. En Egipto y Siria las ordenes de ejecución se escribían en papel azul.
El rojo se consideraba un color de felicidad y fiesta. El rojo claro, y sobre todo el rosa eran muy estimados. El empleo del papel rojo en la correspondencia oficial era una prerrogativa de los altos rangos y una señal especial de favor; en Siria, el virrey de damasco y el gobernador de la fortaleza de karak eran los únicos que tenían derecho a escribirse en papel rojo con su soberano del Cairo.
El color amarillo gozaba de una particular estima. El historiador de la conquista musulmana, Belad Huri, menciona antes de 892, papeles amarilleados con azafrán.
MODO DE ALISAR EL PAPEL
Antes de servirse el papel, los orientales lo pulen con el procedimiento siguiente:
Se coge una plancha de madera de castaño bien lisa sobre la que se coloca el papel, que se frota con un huevo de cristal de media libra de peso. Cuando el papel se ha frotado y alisado así, se vuelve brillante y escurridizo como un cristal. A veces se frota con jabón para hacerlo mas escurridizo.
MODO DE PAUTARLO
Se corta un pedazo de cartón delgado del tamaño de la hoja sobre la que se quiere escribir y se traza sobre ella el número de líneas que se deseen, observando la separación necesaria, luego se cubre cada una de ellas con un hilo de seda que se fija a ambos extremos de cada línea.
Preparada así esta falsilla en relieve, se coloca el cartón bajo la hoja de papel y se aprieta ligeramente encima con el dedo o simplemente paseando la manga del vestido. El hilo de seda que sobresale del cartón se imprime en el papel y de una sola vez se pautan dos paginas, una en hueco y la otra en relieve.